Día Mundial del Medio Ambiente

Día Mundial del Medio Ambiente

CAMBIEMOS EL MUNDO, CAMBIEMOS NOSOTROS


En 1972 se celebró en Estocolmo (Suecia) la primera gran conferencia a nivel mundial relativa al medio ambiente. En diciembre de ese año la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el organismo especializado para tratar los temas medioambientales, así como una resolución en la que se designaba el Día Mundial del Medio Ambiente. En dicha resolución se instaba a gobiernos y organizaciones a emprender actividades para la protección y la mejora del medio ambiente.

Desde 1974, y de forma ininterrumpida, se celebra el 5 de Junio el Día Mundial del Medio Ambiente con el objeto de concienciarnos sobre la importancia de su cuidado y de fomentar actuaciones para su conservación. Este año 2020 el tema escogido es la biodiversidad, que trata la variedad de seres vivos en el planeta; un debate interesante sobre la irreversible extinción de animales (y plantas) por la acción, evitable, del ser humano.

Son innumerables los estudios y estadísticas así como los datos existentes sobre la disminución de la capa de ozono, la emisión de CO2 (el año pasado se registraron 36,8 Gt CO2), la gestión de residuos tóxicos, el aumento de la temperatura del mar y sus graves consecuencias, la desaparición de los arrecifes de coral (se ha reducido ya a la mitad y se estima que para el 2050 se habrá perdido entre el 70% y el 90% del hábitat de cientos de miles de especies) y sus nefastas consecuencias para la fauna marina,  la eliminación de millones de hectáreas de bosques todos los años (en 2018 desaparecieron 3,8 millones de hectáreas), la generación de basura (a nivel mundial se producen más de 2.100 millones de toneladas de desechos cada año), el excesivo uso de plásticos y sus fatales consecuencias para el ecosistema, el calentamiento global (la temperatura media mundial ha aumentado en 1,1 ºC desde la era preindustrial), etc.

Cierto es que, ante tal profusión de datos mayoritariamente negativos, la sensación de la situación actual es dramática y la solución no parece alcanzable. Sin embargo, somos conocedores de esta triste realidad y cada vez hay una mayor concienciación que ayuda a impulsar iniciativas para minimizar el negativo impacto que el ser humano ejerce en el ecosistema.

El impacto de las políticas gubernamentales y de las grandes organizaciones, corporaciones y empresas para la mejora del medio ambiente es, sin duda, significativo. Es irrebatible que sus decisiones suponen un impacto mayor si se compara con lo que cada individuo podría ejercer.  Aun así, no debería servir de excusa para ampararnos en las acciones de terceros. Es más, las políticas medioambientales de los gobiernos, organizaciones e industria inequívocamente se desarrollarán como consecuencia de las actuaciones e implicaciones que cada uno de nosotros realicemos día a día. Existen una gran variedad de sectores en los que podemos influir dependiendo de nuestro criterio de consumo sobre: ocio, indumentaria, movilidad, etc. Nuestros hábitos de consumo y la compra de bienes y servicios tienen unas consecuencias incontestables. Disponemos de la información y tenemos la capacidad de conocer la procedencia y las características de lo que compramos y consumimos. En consecuencia, está en nuestra mano tomar la correcta decisión.

Asimismo, en nuestro entorno tanto familiar como social, así como en el laboral, podemos influir positivamente en la mejora del medio ambiente. Es nuestra oportunidad y también nuestra responsabilidad.

Por nuestra parte, en nuestro ámbito laboral, en EKIONA Iluminación Solar, en la que diseñamos y elaboramos soluciones de iluminación solar (farolas solares) también queremos influir positivamente en la mejora de nuestro entorno.

Con nuestra propuesta de iluminación sostenible conseguimos transformar en energía eléctrica la radiación generada por el Sol. Nuestros clientes y en consecuencia todos los usuarios que se benefician de ellas, pueden así disfrutar de espacios iluminados con energía de origen renovable.

Acumulando la energía eléctrica conseguida al transformar la radiación solar, logramos iluminar calles, paseos peatonales, bidegorris, parques, paradas de autobús, urbanizaciones, zonas industriales y otros muchos lugares de forma eficiente, sostenible, limpia y barata todas las noches del año.

Sirva como ejemplo la iluminación de un bidegorri de 2 km con farolas solares. Al ahorro en la inversión económica de la obra civil necesaria para la integración de toda la infraestructura eléctrica que las farolas solares no necesitan, habría que añadir el ahorro económico diario en el consumo energético. Si para iluminar el referido bidegorri son necesarias 100 farolas solares de 30 Wcada una, la energía consumida será de unos 12.680 kWh/año, El consumo energético de las farolas convencionales se convierten en un consumo (coste) económico, mientras que las de las farolas solares su coste es 0 €. Adicionalmente con la producción energética solar, hemos evitado la emisión a la atmósfera de, al menos, 3,3 t/año de CO2. En 30 años la instalación de farolas solares habrá dejado de emitir a la atmósfera, en comparación con una instalación de farolas convencionales, unas 100 t de CO2, el equivalente a un bosque de 9.895 árboles (10 kg CO2 es el equivalente a 1 árbol según Convención del Cambio climático de las Naciones Unidas)

EKIONA tiene un claro enfoque sostenible, pero no debemos ni queremos quedarnos ahí. Al hecho de por si positivo de nuestra propuesta empresarial, queremos implementar políticas y acciones que mejoren nuestro ecosistema y nuestro entorno. En la medida de lo posible, nuestros proveedores son locales. Colaboramos además con empresas de reciclaje de baterías para que, cuando las baterías llegan a su fin de vida, éstas puedan ser recicladas y reutilizadas. En la actualidad, estamos desarrollando nuevos modelos de farolas solares con otras tecnologías de almacenamiento energético (baterías) más eficientes y más longevas. Asimismo, estamos estudiando la posibilidad de incorporar las denominadas baterías de segunda vida. Estas baterías que ya han llegado a su fin de vida (como podrían ser de vehículos eléctricos u otras procedencias), pueden ser utilizadas de forma eficiente para otros servicios y aplicaciones, como es el caso de la iluminación solar.

En EKIONA, acabamos de cumplir 10 años ofreciendo soluciones de iluminación sostenible y queremos seguir haciéndolo, mejorando nuestras propuestas, para ofrecer un servicio más eficiente. En este día Mundial del Medio Ambiente, queremos animar a cada una de las personas que está leyendo este escrito, a que reflexione sobre la capacidad que tiene de poder mejorar su entorno y el medio ambiente. Con el empeño y la determinación de cada uno de nosotros en nuestros hábitos de consumo y en nuestras actuaciones del día a día, haremos que el mundo en el que vivimos, sin duda, mejore. La influencia que cada uno de nosotros puede ejercer, por pequeña que parezca, hará que esos gobiernos, organizaciones y corporaciones, a los que exigimos respuestas y decisiones correctas, se sumen a nuestras demandas y reivindicaciones. El cambio empieza por uno mismo. Cambiemos el mundo, cambiemos nosotros.