30 Jul ECONOMÍA CIRCULAR: hacia una economía eficiente y sostenible
El modelo económico lineal con el que convivimos de “producir, usar y tirar” está llegando al límite de su capacidad física. Es reflejo de un periodo en el que se creía que los recursos, la energía y el crédito eran ilimitados y fáciles de obtener pero no había conciencia del daño que se le estaba haciendo al planeta ya que no se tenía en cuenta el ciclo de vida de la naturaleza. Por ello, llegó el momento de buscar otros caminos con los que vivir alineados a unas necesidades más acordes a la realidad que vivimos. Así es como nace la economía circular, un nuevo concepto en el que “reducir, reutilizar y reciclar” toma forma y busca consolidarse en la sociedad actual.
La economía circular pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento, o lo que es lo mismo, eliminar la palabra residuo. Todo material biodegradable debe volver a la naturaleza y al que no sea biodegradable, se le debe buscar otro uso, reintroduciéndolo en el sistema.
¿En qué se caracteriza la economía circular?
- La eco-concepción: considera los impactos medioambientales a lo largo del ciclo de vida de un producto y los integra desde su concepción.
- La ecología industrial y territorial: establecimiento de un modo de organización industrial en un mismo territorio caracterizado por una gestión optimizada de los stocks y de los flujos de materiales, energía y servicios.
- La economía de la “funcionalidad”: predominio del uso o alquiler de un bien frente a la posesión. Cuando la función principal de un producto llega a su fin, éste vuelve a la empresa para que las piezas válidas sean reutilizadas en otros productos.
- El segundo uso: reintroducir en el circuito económico aquellos productos que ya no se corresponden a las necesidades iniciales de los consumidores.
- La reutilización: reutilizar ciertos residuos o ciertas partes de los mismos, que todavía pueden funcionar para la elaboración de nuevos productos.
- La reparación: encontrar una segunda vida a los productos estropeados.
- El reciclaje: aprovechar los materiales que se encuentran en los residuos.
- La valorización: utilizar energéticamente los residuos que no se pueden reciclar.
El desarrollo de la economía circular en nuestros sistemas debería ayudar a disminuir el uso de los recursos naturales, a reducir la producción residuos y a limitar el consumo de energía. Además, a diferencia del modelo lineal, el circular supone una mejora fundamental tanto para las empresas que lo practican como para los consumidores finales. Las empresas que ya están trabajando con la reutilización de recursos son mucho más rentables que las que crean los bienes desde cero, ya que al disminuir los precios de producción, también se disminuyen los de venta, favoreciendo así al consumidor final.
La importancia de cambiar nuestros hábitos hacia una economía circular no debe hacerse solo por los beneficios económicos que podamos obtener en el proceso, sino por la necesidad de reducir el impacto ambiental y aumentar el valor social con nuestras acciones.
¿Creéis que estamos preparados para adoptar iniciativas que transformen Europa (y el planeta) en una economía eficiente y sostenible en el tiempo?